Por Eduardo Jiménez Marqués
Los independentistas catalanes CIU y los de
ERZ básicamente no recuerdan en su memoria Histórica al Muy Honorable President
D. Josep Tarradellas.
Quizás la figura del presidente Josep
Tarradellas no ha sido suficientemente glosada, seguramente por motivos
políticos.
Este desconocimiento no sólo afecta a
Cataluña si no también al resto de España, aunque mucha gente, de los que le
conocimos, lo hemos tachado de profeta y visionario.
Este personaje español que mantuvo viva la
Generalitat de Cataluña en el exilio y que volvio a la democracia española el
23 de octubre de 1977, y que le recordamos por su conocida frase, desde el
Balcón de la Generalitat en Barcelona, prácticamente un grito de triunfo: “¡Ciutadans de Catalunya, Ja soc aquí!”,
Su discurso fue una insistente reclamación
del Estatut de Autonomía, aunque siempre desde un espíritu constructivo, no
rupturista. Un asunto que llama la atención, ya que en dicho evento él mismo
entonó el Segadors, y a su vez, realizó numerosas cariñosas alusiones a España:
“Cataluña debe trabajar más que nunca
para hacerse bien fuerte, bien próspera y ser un ejemplo para los demás pueblos
de España”. (min. 4,40).
“Querría
que en este momento de gozo y responsabilidad, pensaseis que tenemos otras
deudas fuera de Cataluña. Nosotros debemos ser la avanzadilla del bienestar, la
prosperidad, y la democracia de todos los pueblos de España”. (Min. 6,20).
Todo esto, dicho ante un auditorio
abarrotado de senyeras, alguna que otra estelada y un heterogéneo grupo de
banderas republicanas, sindicales, etcétera.
De su vida política destaco los siguientes
aspectos
Su pensamiento político era republicano y
catalanista. Siempre defendió la lengua, la cultura y la identidad catalanas
desde un prisma no separatista que no vulnerara los derechos lingüísticos,
identitarios y culturales de los castellanohablantes.
Afirmaba que Cataluña debía ser
autocrítica, entender al pueblo español e integrarse en España. En su tarea
política siempre pretendió establecer la conciliación y la concordia entre
Cataluña y el resto de España, alejarse de los victimismos y los prejuicios
nacionalistas hacia el Estado español, y no culpar a éste de los problemas que
padece el pueblo catalán. Abogó por los gobiernos de unidad en Cataluña con el
propósito de que ésta fuese más fuerte, así como del diálogo positivo y
constructivo con Madrid.
Su actitud contraria a la independencia y
al concepto de unos «Países Catalanes» hizo que fuese criticado por parte de
diversos sectores nacionalistas e independentistas, que lo tacharon de traidor
a Cataluña, de mal político y de vendido a la monarquía española. Uno de los
personajes más críticos fue el historiador Josep Benet.
Sin embargo, por parte del catalanismo
moderado y de sectores no nacionalistas, Tarradellas es considerado un gran
político, avanzado a su tiempo e incluso un visionario de hacia dónde se
dirigiría la política catalana.
Tras la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía
de Cataluña en 1979 y la celebración de las primeras elecciones autonómicas, se
retiró de la vida política. En 1985 fue nombrado Marqués de Tarradellas por el
rey Juan Carlos I. Murió en Barcelona en el año 1988.
Tarradellas y el caso Banca Catalana
Banca Catalana fue una entidad financiera
española creada en marzo de 1959 por Florenci Pujol Brugat, su hijo Jordi Pujol
y Francesc Cabana i Vancells, con la compra de la Banca Dorca de Olot por un
grupo de personas de sectores económicos diversos. En 1961 trasladó su central
a Barcelona y cambió su nombre por el de Banca Catalana.
Tras la caída financiera que devino sobre
la entidad en el llamado "caso Banca Catalana", el grupo pasó a
formar parte de un consorcio de grandes bancos españoles en 1984. El Banco de
Vizcaya se haría con su control un año después, y posteriormente pasaría a
liquidar la empresa y la marca comercial, así como a integrar sus activos en el
que a día de hoy es el BBVA.
Josep Tarradellas fue muy crítico con Jordi
Pujol por el escándalo de Banca Catalana. Y también con su acción de gobierno,
basada en “Nosotros somos formidables y
Madrid siempre se equivoca”.
La presentación de una querella contra 25
directivos de Banca Catalana, entre ellos el propio Pujol, provocó que
Tarradellas le aconsejara la dimisión: “Yo le dije que dimitiera, pero prefirió
plantar cara y no me hizo caso”.
También
advirtió a los catalanes
“La gente se olvida de que en Cataluña
gobierna la derecha; que hay una dictadura blanca muy peligrosa, que no fusila,
que no mata, pero que dejará un lastre muy fuerte”.
En
mi opinión su mejor profecía es:
“Pujol se equivocó al manifestar desde el
balcón del Palau de la Generalitat que el Gobierno era indigno; la herida
abierta aquel día no se curará mientras él mande. El victimismo de Pujol no se
corresponde con la realidad”.
Desde
luego, supo poner el dedo en la llaga
Fuentes:
El
País (José Antich 1985), Wikipedia.org, Vozpopuli.com,
Imagenes: Google
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