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Hoy os planteo: Una reflexión
"Administrar bien una sociedad es administrar su futuro,
y administrar el futuro es administrar la información".
Ha mediados del siglo XX, dos futuristas muy diferentes, cada
uno de los cuales intentaba predecir los efectos de la Revolución de la
Información, pronosticaron sociedades muy diferentes.
En 1949 George Orwell concibió, en su novela "1984"
(posteriormente llevada a la pantalla) un mundo opresor y ominoso, en el que el
desarrollo de las comunicaciones bilaterales y la administración de la
información nos empujarían inexorablemente hacia la esclavitud en manos de un
gobierno burocrático todopoderoso. (Ver reseña de la novela) (1)
El estado sabría todo lo que se refiere a nuestras personas y
al mismo tiempo limitaría la información que podríamos recibir a lo que el
gobierno nos dejara ver en pantallas gigantes de televisión.
Vannevar Bush, un importante asesor científico del presidente
de los Estados Unidos Roosevelt, pronosticó un futuro muy distinto.
Bush, a diferencia de Orwell, se centró en la importancia de
la tecnología de la información.
Pronosticó una computadora personal a la que denominó
"Memex", además de prever que la tecnología de la información nos
liberaría del trabajo físico. Imagino, con lo que resultaba para aquel entonces
imposible, que las personas, armadas con esta avasallante tecnología de la
información, podrían recoger, analizar y transmitir datos desde donde quisieran
y dando rienda suelta a su creatividad.
Cuando finalmente llegó el año 1984, nos dimos cuenta que la
realidad es más parecida a como la vio Bush que al planteamiento de Orwell.
¿Pero es esto del todo cierto?
Pensemos en lo que puede hacer la Sociedad de la Información
con todos los datos e informaciones que dispone.
Has pensado alguna vez la información que posee VISA, de
millones de personas que son usuarias de sus tarjetas de crédito.
Piensa, quizás estemos más cerca de la sociedad pronosticada
por Orwell.
Ser felices y hasta pronto
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(1) 1984 sitúa su
acción en un Estado Europeo. Como explica O’Brien, el astuto y misterioso
miembro de la dirección del partido dominante, el poder es el valor absoluto y
único: para conquistarlo no hay nada en el mundo que no deba ser sacrificado y,
una vez alcanzado, nada queda de importante en la vida a no ser la voluntad de
conservarlo a cualquier precio. La vigilancia despiadada de este Superestado ha
llegado a apoderarse de la vida y la conciencia de sus súbditos, interviniendo
incluso y sobre todo en las esferas más íntimas de los sentimientos humanos.
Todo está controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, el
jefe que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone. Winston Smith, el
protagonista, aparece inicialmente como símbolo de la rebelión contra este
poder monstruoso, pero conforme el relato avanza está cada vez más cazado por
este engranaje, omnipotente y cruel. Por su magnífico análisis del poder y de
las relaciones y dependencias que crea en los individuos, 1984 es una de las
novelas más inquietantes y atractivas del siglo XX.
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