San Lorenzo es el patrón de Huesca y sus fiesta son celebradas
del día 9 - 15 de agosto (el día 10 es el homenaje a la muerte de San Lorenzo)
Pero ¿Quién fue S. Lorenzo?
San Lorenzo fue uno de los siete diáconos de Roma, ciudad
donde fue martirizado en una parrilla en 258. En latín se llamaba Laurentius
(‘laureado’). Los Actos de san Lorenzo se perdieron en la época de Agustín de
Hipona, quien en uno de sus sermones acerca del santo (Sermo 302, de Sancto
Laurent) admite que su narración no provenía de recitar las Actas del santo
(como solía hacer Agustín en sus sermones) sino de la tradición oral. Esa
tradición sitúa el nacimiento de Lorenzo de Roma en Huesca, en la Hispania
Tarraconensis,
Cuando en 257 Sixto fue nombrado papa, Lorenzo fue ordenado
diácono, y encargado de administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de
los pobres. Por esta labor, es considerado uno de los primeros archivistas y
tesoreros de la Iglesia, y es el patrón de los bibliotecarios.
El emperador Valeriano proclamó un edicto de persecución el
que prohibía el culto cristiano y las reuniones en los cementerios. Muchos
sacerdotes y obispos fueron condenados a muerte, mientras que los cristianos
que pertenecían a la nobleza o al senado eran privados de sus bienes y enviados
al exilio.
Aprovechando el asesinato del Papa, el alcalde de Roma, que
era un pagano muy amigo de conseguir dinero, ordenó a Lorenzo que entregara las
riquezas de la Iglesia. Lorenzo entonces pidió tres días para poder
recolectarlas y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados,
mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él
ayudaba. Al tercer día, compareció ante el prefecto, y le presentó a éste los
pobres y enfermos que él mismo había congregado y le dijo que ésos eran los verdaderos
tesoros de la Iglesia. El prefecto entonces le dijo: «Osas burlarte de Roma y
del Emperador, y perecerás. Pero no creas que morirás en un instante, lo harás
lentamente y soportando el mayor dolor de tu vida».
Lorenzo fue quemado vivo en una hoguera, concretamente en una
parrilla, cerca del Campo de verano, en Roma. Se dice que en medio del
martirio, exclamó: Assum est, inqüit, versa et manduca (Traducción: Asado está,
parece, da la vuelta y come. Traducción aproximada: Dadme la vuelta, que por este
lado ya estoy hecho).
Su santo se celebra el 10 de agosto, día en el cual según la
tradición recibió martirio. Lorenzo fue enterrado en la Via Tiburtina, en las
catacumbas de Ciriaca, por Hipólito de Roma y el presbítero (sacerdote)
Justino.
Se dice que Constantino I el Grande mandó construir un pequeño
oratorio en honor del mártir, que se convirtió en punto de parada en los
itinerarios de peregrinación a las tumbas de los mártires romanos en el siglo
VII.
Un siglo más tarde, el papa Dámaso I (366-384) reconstruyó la
iglesia, hoy en día conocida como Basilica di San Lorenzo fuori le Mura,
mientras que la iglesia de San Lorenzo in Panisperna se alza sobre el lugar de
su martirio. En el siglo XII, el papa Pascual II (1099-1118) dijo que la
parrilla usada en el martirio fue guardada en la iglesia de San Lorenzo de
Lucina.
La leyenda dice que entre los tesoros de la Iglesia confiados
a Lorenzo se encontraba el Santo Grial (la copa usada por Jesús y los Apóstoles
en la Última Cena) y que consiguió enviarlo a Huesca, junto a una carta y un
inventario, donde fue escondido y olvidado durante siglos. Los padres de
Lorenzo, santos Orencio y Paciencia, sí serían de Huesca, y habrían llegado a
la ciudad de Valencia por motivo de las persecuciones.
Según la "Vida y martirio de san Lorenzo", apócrifo
del s. XVII supuestamente basado en la obra del monje Donato (s. VI), el papa
Sixto II le entregó el santo cáliz junto a otras reliquias, para que las
pusiera a salvo. En la cueva romana de Hepociana, Lorenzo acudió a una reunión
de cristianos presidida por el presbítero Justino. Allí halló a un condiscípulo
y compatriota hispano, llamado Precelio, originario de Hippo (la moderna
Toledo), en Carpetania, a quién entregó varias reliquias, entre ellas el santo
cáliz, con el encargo de que las llevara a la familia que le quedaba en Huesca
(sus padres vivían en Roma). Precelio llevó las reliquias a los tíos y primos
de Lorenzo en Huesca que las escondieron, perdiéndose la pista, aunque algunas
tradiciones afirman que el santo cáliz fue depositado en la iglesia de san
Pedro de la localidad, de donde sería puesto a salvo por el obispo Acilso
cuando huyó en 711 ante el avance de los musulmanes, para esconderse en los
Pirineos. (¿Monasterio de San Juan de la Peña?)
Imagen: Pintura de El Greco
Fuente Wikipedia
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