Por Eduardo
Jiménez Marqués
Hay un viejo refrán en Aragón que dice:
O
maestro cuarenteno; o medico, viejo; o cura choven; o boticario cocho; l´alcalde
rico; y o secretario, tonto
Esto nos indica que, queremos un maestro que
sepa enseñar y que tenga energías, es decir joven para tratar con los niños y
adolescentes.
Un médico con experiencia y que escuche y
conozca a los pacientes,
Un cura joven que viva la actualidad
Un boticario que este en su farmacia
Un alcalde rico para que no tenga necesidad
de robar
Y un secretario que fiscalice y que no se
apodere de los bienes comunales.
¿Qué
pasa en la actualidad?
Desaparecen los maestros, los médicos y los
curas y los alcaldes no son ricos y
el secretario no se sabe donde esta.
Eso hace que los pueblos, languidecen y
mueren lentamente, en una pescadilla que se muerde la cola, no hay servicios
porque no hay población y no hay población porque no hay servicios ni modo de
ganarse el “pan”
Los que quedan vivos tienen tal deuda
acumulada por la mala gestión de sus políticos “no ricos” si no hombres y mujeres de la partitocracia, que
consideran que “el bien común, comienza por uno mismo.”
Una vez posicionados estos políticos se van
a vivir a la ciudad o capital de provincia, aunque sigan siendo los alcaldes
del pueblo u otros cargos. Pero en la capital es más fácil el medrar y crecer
en el Partido, a pesar de la fiereza de los “compañeros” de partido.
Los municipios aragoneses están en ruina,
con deudas que no se podrán pagar, en muchas generaciones de aragoneses
trabajando de Sol a Sol.
Esta situación no preocupa a la clase
política, que en vez de gestionar la situación de crisis ética y económica, se
dedican a crujir de impuestos a los ciudadanos, empresas y cualquier cosa
susceptible de pagar, en vez de, tratar de ahorrar en sus dispendios, dietas,
sueldazos, y demás prebendas de la clase política.
La administración en Aragón es un monstruo
que fagocita a los aragoneses “de pro”,
solo sirve a la clase o casta dirigente.
Nuestra administración es un dinosaurio que
necesita millones y millones de euros para poder moverse, esta formada por un
Gobierno de Aragón, unas Cortés (innecesarias ya que es mejor seguir la
legislación de la UE), un Justicia (que nadie sabe para que sirve),
Diputaciones provinciales (residuo de la época de Franco), una Delegación del
Gobierno (otro residuo), Unas Comarcas (refugio de amigos de partido), unas
mancomunidades, unos municipios, junto a un montón de empresas y “chiringuitos”
montadas para dar ocupación y buenos dineros a los amigotes.
Y por último una legión de empresarios,
asociaciones, ONG, y demás chupópteros que viven de la subvención, empezando
por los medios de comunicación, pasando por los agentes sociales y demás
especies de la fauna político-administrativa, que hablan mucho pero que para
nada sirven al pueblo aragonés, que sigue con los mismos problemas de
supervivencia.
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