Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
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Queridos amigos, compañeros y camaradas:
Según dicen los partidos de izquierda, una gran parte del personal
está a punto de la hambruna, la imparable carcoma de la privatización de
los pilares básicos del Estado del Bienestar (Sanidad y Educación) está
creando las bases de la sociedad más injusta jamás vista en los últimos
dos siglos y, por si esto fuera poco, la sufrida España está sometida
al intento desesperado de los nacionalistas vascos y catalanes para
amputarle una buena parte de su tantas veces centenario cuerpo para
saciar su incontenible antropofagia.
Mientras, la derecha política desmantela la grasa acumulada en
algunas estructuras del Estado (aunque, eso sí, sin perder ni un ápice
de sus prerrogativas políticas que son compartidas por la élite de las
izquierdas sean del Norte o del Sur) e intenta racionalizar el
desenfreno al que asistimos en los tiempos pasados recientemente, la
maquinaria económica va cogiendo ritmo a cuenta de de la creación del
mayor circo de parados de Europa y al sutil y progresivo establecimiento
–a través del miedo al vacío laboral- de las más severas y regresivas
condiciones de trabajo que se hayan conocido nunca en nuestro país.
Y el gran corolario es, aunque parezca mentira, que Psoe y PP están
tan de acuerdo en cómo llegar a la meta que a veces es difícil
distinguirlos aunque el antiguo Rubalcaba se empeñe en mantener la
ficción de la filfa izquierdista de un socialismo “en la calle” más
parecido a una verbena de pueblo que al resultado de una reflexión
política. Y mientras esta situación cercana al apocalipsis nos alienta
en la nuca, ocurre que en nuestra ciudad, por ejemplo, se inaugura una
gran superficie comercial, la más grande de Europa y la que dará el
“Requiescat in pace” final al comercio de barrio, y sus calles y paseos
se llenan de gente que mira y ¡compra! En las fotos aparecen contentos
bulliciosos y contentos y nos hacen pensar si la hecatombe no será una
invención zómbica de los rojos amedrentadores de siempre.
Porque pensando pensando, no recuerdo que el Gran Rojo aragonés , el
diputado Barrena, haya invitado al personal a asaltar las Cortes de
Aragón para comer como él, calentico, en una silla mullida y por tres
euros y medio… Oséase, que casi seguro que la cosa no es tan grave
porque, si no, sería lo más natural y solidario que los pobres
comiésemos en el Palacio de la Aljafería ¡No nos iban a dejar tirados a
estas alturas las ejemplares Fuerzas de la Izquierda Plural! ¡Ja!
Fuerzas tan ejemplares que ya no se acuerdan de cuando hace cuatro
días –justo antes de tocar marro- hablaban de rellenar de habitantes el
Casco Viejo y la “ciudad consolidada” (que ahora debe ser Arco Sur), del
registro de solares (que ahora deben ser las concesiones a los
propietarios de los “no solares” de Las Armas o San Agustín), del
comercio de “proximidad” (lo que ahora llamamos eufemísticamente Puerto
Venecia) o la gran pelea por la honestidad ( es decir, que les coloquen
en el pesebre de la administración a sus cuadros, aunque la contraparte
haya hecho millonarios a 30 pájaros municipales sin que ellos, la
Izquierda Plural, Honesta, Nacionalista y Solidaria haya vomitado ni
una sola vez…)
Está claro, pues, que si la izquierda no está con los fusiles y en la
calle es que estamos de puta madre. Y si estamos de puta madre, lo
normal es que nuestro alcalde esté feliz porque el tranvía ya llega a la
Plaza de España, centro neurálgico de la ciudad vacía y colofón
momentáneo de esas obras que han cerrado comercios sin número a su paso
(“¿para qué queremos tiendas en la ciudad si nuestro modelo es Porto
Venechia, catetos?”- qué pensará don Jerónimo) y le ha dado al paseo de
la Independencia el aspecto de una calle militar diseñada por Chauchescu
aunque Progea ya no esté al final del trayecto…
En fin, amigos y camaradas….¡que estamos de puta madre! ¡A caballo! ¡Yihíiiii! ¡Salud!
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